emergencia-en-discapacidad

En medio de la emergencia económica y el deterioro del sistema de atención, los prestadores que trabajan con personas con discapacidad sostienen su tarea a fuerza de rifas, endeudamiento y vocación. En diálogo con Trama Educativa, Jéssica Machado, presidenta de Prestadores Unidos Mar del Plata, describió la situación actual del sector y advirtió que “más que crisis, más que emergencia, esa sería la palabra que tendríamos que utilizar en este momento”.

Consultada sobre el impacto de la Ley de Emergencia en Discapacidad, Machado aseguró que la representan como “una gran curita, como si tuviéramos un enfermo que está muy terminal y solamente tuviéramos esa curita para intentar después buscar posibles soluciones”. Explicó que se trata de una solución a medias, pero que da cierto alivio a un sistema que está totalmente colapsado.

Jesica Machado, presidenta de Prestadores Unidos

En Mar del Plata, los centros de atención se sostienen a través de rifas o ferias de platos pero remarcó que en Buenos Aires cerraron 40 centros de integración. “Lo que sí estamos viendo es un fenómeno nuevo, que es la migración de profesionales hacia otros empleos, porque la mayoría de nosotros somos sostén de familia y hay que buscar otra fuente de ingreso”, destacó.

Según Machado, en Mar del Plata hay alrededor de 700 profesionales independientes, de los cuales 160 integran actualmente la asociación Prestadores Unidos. “Esperamos que esos 700 que conforman la comunidad luego sean parte de la asociación”, señaló.

En relación con las condiciones laborales, Machado fue contundente: “Nosotros venimos hace mucho tiempo denunciando que estamos completamente precarizados como trabajadores. Por empezar, no tenemos una contratación; somos todos monotributistas o responsables inscriptos, porque el Estado nos pide que brindemos un servicio, pero no nos contrata”.

A esto se suman los retrasos en los pagos y la ausencia de aumentos. “Cobramos entre 60 y 90 días después de haber brindado la prestación. Es decir, lo que trabajé en septiembre lo voy a cobrar recién en enero. Hace nueve meses que no tenemos ningún tipo de incremento y nuestra hora está completamente devaluada”.

El escenario económico lleva a los prestadores a buscar alternativas desesperadas: “Las rifas las están haciendo más que nada los centros que no llegan a cubrir los gastos básicos. Los profesionales independientes hemos tenido que buscar un segundo o tercer trabajo, endeudarnos en créditos personales o pedir dinero a nuestras familias”.

Machado remarcó además el carácter feminizado del sector: “La mayoría de las personas que brindamos servicios a las personas con discapacidad somos mujeres, y nos sentimos muy precarizadas. No hay derechos laborales: si te enfermás o faltás, no cobrás; no tenés licencias por maternidad o enfermedad”.

Muchos profesionales, explicó, terminan migrando hacia el ámbito educativo. “Muchos pasaron a trabajar dentro de instituciones educativas, en equipos de orientación o dando clases en escuelas. Son trabajos igual de valiosos, pero debería ser una elección”.

Antes de finalizar, Machado destacó el rol de la comunidad en este momento crítico: “La ayuda de la comunidad es la difusión, compartir lo que está pasando y no dejarnos solos, sobre todo a las personas con discapacidad”.

Comentarios