La Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMdP) atraviesa un hecho histórico, por primera vez será conducida por un binomio femenino. Desde diciembre, Mónica Biasone asumirá como rectora junto a Marina Sánchez Herrero como vicerrectora, en una gestión que ya anticipa debates profundos sobre el futuro académico, la defensa de la universidad pública y la necesidad de tender puentes en tiempos de incertidumbre.

“En los 50 años de vida de nuestra universidad no hubo siquiera una candidata a rectora. Haber llegado con el 62% de los votos de la comunidad universitaria es un reconocimiento, pero también una enorme responsabilidad”, señaló Biasone. La dirigente remarcó que la representatividad de las mujeres en los cargos de decisión llega con retraso: “Más del 60% de la planta docente, de graduados y de trabajadores no docentes somos mujeres. Esta conducción es también la expresión de esa realidad”.

Biasone adelantó que uno de los ejes centrales de la gestión será la cuestión académica. Planteó la necesidad de fortalecer las carreras cortas y avanzar en microcredenciales que reconozcan los trayectos parciales, favoreciendo la empleabilidad temprana de los y las estudiantes. Además, anticipó que el sistema de créditos académicos, obligatorio para 2027, será una oportunidad para revisar planes de estudio, impulsar propuestas más transversales y reforzar el sentido de comunidad universitaria.

Biasone también se refirió al contexto político nacional y al discurso de desprestigio hacia la universidad pública: “Hoy el Gobierno ataca lo público en general, pero tiene una obsesión especial con las universidades. Pretenden instalar que no sirven, que cuestan demasiado, que los estudiantes tardan mucho en recibirse. Pero la comunidad sabe que pasar por la universidad cambia la vida, no solo por mejores empleos, sino por la capacidad de decidir, de participar, de transformar”.

En esa línea, cuestionó el presupuesto presentado por el Ejecutivo, que recorta fondos para el sistema universitario y científico: “Perder un investigador es perder años de inversión del Estado. No hay país desarrollado que no destine recursos a ciencia y tecnología”. Para Biasone, el desafío inmediato será exigir un debate serio en el Congreso: “El presupuesto no es solo un plan de acción, también es una herramienta de control. Sin presupuesto, los gastos se vuelven discrecionales”.

La futura rectora destacó la gestión de Alfredo Lazzeretti, a quien sucederá, y remarcó la transparencia como un sello de la Universidad: “Somos la segunda universidad en transparencia del país y el octavo organismo público más transparente de todos. Eso habla de una forma de gestionar que debemos sostener”.

Consultada sobre cómo le gustaría ser recordada al final de su mandato, Biasone respondió: “Quiero que digan que fue una muy buena gestión, que logramos cambiarle la cara a las carreras, que pudimos dialogar y escuchar a todos los sectores. Vienen tiempos difíciles y la única forma de enfrentarlos es con unidad”.

La expectativa de la comunidad universitaria también se refleja en los números: el año pasado ingresaron más de 26 mil estudiantes, y se espera que en 2026 esa cifra se supere. “La universidad sigue siendo sinónimo de ascenso social, y ese es el compromiso que tenemos que defender”, concluyó.

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