En Trama Educativa entrevistamos a Leonardo Stanley, Lic. en Economía y miembro promotor del Centro de Investigaciones Renovables y Transición Energética del Área de Programas Académicos de la UNMDP. Hablamos sobre desarrollo sustentable, modelos energéticos y el cambio climático.

– La Escuela de Gobierno y Administración Pública de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la UNMDP está lanzando un ciclo de encuentros denominados ‘Oportunidades y desafíos de la Argentina camino a los 40 años de democracia’. Entre los disertantes estarás vos. ¿Qué temáticas vas a abordar?

El hilo conductor será el desarrollo sustentable y los desafíos que ello impone. La transición energética es uno de los aspectos más desafiantes que tenemos, no solo como país o región sino a nivel mundial. Estamos llegando a un punto límite en algunos indicadores que hacen posible la vida en la tierra, como la acumulación de gases de efecto invernadero en la atmósfera que produce distintos problemas climáticos, Todos estos temas los planteo desde una perspectiva de desarrollo que es mi especialidad.

– Planteabas el tema del ‘desarrollo sostenible’. Por un lado conocemos los números del PBI, de la inflación, del desempleo. Pero lo que se oculta son los efectos sobre la pobreza, la inclusión, la educación, la salud y demás. ¿Ese será tu abordaje?

Si, es así. Porque el PBI es una medida válida pero es incompleta cuando queremos medir el bienestar de una población. Desde hace muchos años hay distintas medidas alternativas que van surgiendo. Lamentablemente cuando vemos las noticias todo se reduce a los indicadores que ya conocemos. Es decir que crece la economía pero tal vez lo que está creciendo beneficia a un grupo muy reducido. Esto se viene observando en Argentina y en el mundo, principalmente en occidente, en las últimas décadas. Desde el punto de vista climático eso agrava el problema porque las capas más altas de las sociedades son las que mayor uso intenso hacen de los bienes carbono intensivos. Entonces hay un problema que empeora por la estructura piramidal de la sociedad. En ese mismo sentido, si tomamos el fenómeno inflacionario, el incremento de precios recae más sobre los que menos tienen porque son los que más consumen. Por lo tanto, desde la economía tradicional hay una lectura muy sesgada hacia modelos donde lo que se analiza es la eficiencia pero se ha dejado de lado la cuestión redistributiva. Todas estas críticas surgieron hace un par de años. A partir de la crisis financiera global se empezó a cuestionar el modelo neoliberal y la visión macroeconómica que lo acompañó. Tanto la pandemia de COVID y ahora la crisis climática están nuevamente poniendo el foco en estas críticas. Se plantea la necesidad de transformar el modelo económico.

– ¿De qué hablamos cuando decimos ‘transición energética?

Yo me enfocó en la transición energética desde una perspectiva amplia. Tenemos el problema del cambio climático que nos obliga a ir hacia un nuevo modelo energético. No podemos seguir quemando combustibles fósiles. El calentamiento global se torna irreversible. El aumento de temperatura para el año 2100 va a ser superior a los dos grados. Y todo parece indicar que vamos peor porque hay cada vez más proyectos de exploración y explotación petrolera, de gas, de carbón y demás. Lo que planteo tiene que ver con la cuestión macro financiera de la transición energética. Puntualmente la transición energética es cómo ir de un mundo basado -desde el comienzo de la Revolución Industrial- en el petróleo, en el gas y el carbón hacia un nuevo sistema en el que la energía esté cimentada sobre recursos renovables. No es fácil porque resulta muy complejo cambiar la matriz. Pero no es imposible. Por otro lado, tecnológicamente se avanzó mucho. Hoy, los paneles solares y los parques eólicos son tecnologías maduras. eso redujo los costos enormemente en los últimos 10 años, entre un 80 ó 90%. También aumenta la capacidad de retener energía de los equipos. Por último tenemos avances en capacidad de almacenamiento. en términos generales se van generando alternativas.  

– ¿Qué nos podés contar sobre el hidrógeno verde?

Hay distintas tecnologías que están surgiendo para la generación de electricidad. El hidrógeno es un combustible limpio y podría dar respuestas. Se está avanzando mucho. Pero otro aspecto de la transición energética que quería destacar es que se encuentra atada a un concepto que es ‘lo justo’. Es decir para quién generar electricidad, cómo generarla, quiénes son los actores. eso en Argentina es un debate que queda escondido. Se plantea que necesitamos inversiones, Se hacen licitaciones para que vengan los grandes actores. Allí radica una diferencia. Las energías renovables permiten la pequeña escala. Por ejemplo hay energía solar en Dinamarca o en Alemania, países que no son muy beneficiados con la luz del sol en comparación con el norte argentino. Si la idea de la transición pasa por un mega proyecto de una planta generadora de hidrógeno para exportar y con eso generar divisas, no sería del todo interesante. Lo importante es asegurar que tengamos electricidad limpia y combustibles limpios para garantizar la seguridad energética en el país. Es tiempo de repensar la integración en América Latina, las economías regionales en cada país. Es el momento de barajar y dar de nuevo.

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